miércoles, 7 de noviembre de 2007

Un boceto de cine (3ª parte)



La manzana de la discordia

Ese terreno común inexplorado sería esencial para establecer una política de subvenciones al cine gallego, ya que se necesitan unas condiciones que delimiten los productos.
Manolo González, asesor de la Consellería de Cultura y actual responsable de la convocatoria de subvenciones, tiene su teoría al respecto: “É moi complicado definir o cinema galego. Creo máis nos criterios de tipo obxectivo”.
En la Xunta se ha apostado por hablar de coproducciones mayoritarias y minoritarias; por observar si el equipo que trabaja es de aquí, que la idea sea de aquí. Éstas son sus bases. Una nueva convocatoria de ayudas que realiza importantes modificaciones respecto a las anteriores. Para mejor, dice este gobierno. Para peor, dice la oposición. De hecho, se han hecho campañas en la prensa gallega versando sobre estas subvenciones.
Se ha aumentado el dinero y se han cambiado las condiciones, se han impuesto reglamentos que antes no había. Y esto ha provocado la reacción de las productoras. Aquí cada uno pretende tener razón. Como muestra, un botón.
Desde la Consellería se pretende que los jefes de equipo, y no sólo los actores secundarios como sucedía a menudo, sean gallegos, para que ellos lleven el peso. Sin embargo, desde las productoras no se piensa así. Pancho Casal, de Continental afirma: “Non hai unha escola de cinematografía en Galicia, ¡como imos ter xefes de equipo! É absurdo”.
La nueva convocatoria de ayudas tiene como filosofía que el dinero público debe ir dedicado exclusivamente a la gente de aquí, con proyectos hechos y pensados desde Galicia. Y las productoras consideran que esto es hacer un cine endogámico. Y que cine gallego es, en palabras también de Pancho Casal, “o que facemos os que vivimos en Montealto ou en Vigo”. Y nada más
Así seguiría una larga lista de discrepancias que parece se ha ido suavizando desde que se presentó el primer borrador de la convocatoria. Algunos de los que criticaron ahora parecen estar más conformes. Otros no.
Desde la Consellería se afirma que lo que molesta es un cambio de modelo. Que todas las subvenciones se habían dado siempre a los mismos. Y que la igualdad de oportunidades que se propugna ahora molesta.
Desde las productoras se mantiene que las condiciones de esta convocatoria llevarán a una precarización del trabajo en este campo. Y que criterios objetivos son el share y los espectadores. No un equipo gallego, una idea gallega.
Hay otra crítica, que es más externa que interna. Las subvenciones pueden crear una dependencia de la Xunta (además, la TVG es la máxima distribuidora de cine, con un 68% de las producciones). Es evidente que toda convocatoria pone unas condiciones, que deben ser cumplidas. Pero también es cierto que si la mayoría de los sectores reciben subvención, el audiovisual no debe ser menos. En esta teoría aparece el fantasma del intervencionismo del estado en las industrias culturales. Desde la Consellería lo tienen claro: “Que sería do cine ruso se non apoiase o goberno a un Eisenstein, a un Vertov?”. Además, la situación industrial del sector provoca que para muchas de estas productoras sean vitales las subvenciones.

Una ley con retraso

La Xunta de Galicia ha hecho alguna otra cosa más además de la política de subvenciones.
La industria del audiovisual llevaba funcionando, mejor o peor, desde los últimos años 80. Sin embargo, desde la Administración se hacía muy poco por reglamentar y amparar este sector. Un sector vital, cultural y económicamente, en la mayoría de los países. De hecho, en EEUU es la segunda industria después de la armamentística. Y en la mayoría de los países europeos está al amparo de leyes, y también, de ayudas.
Aquí la ley no se promulgó hasta el año 1999 (ley 6/1999). Pero muchas de sus condiciones más básicas no se constituyeron como reales hasta el año 2004. Sin embargo, a pesar de no haber una ley reguladora desde mediados de los 80 se venía desenvolviendo una política sobre al audiovisual gallego.
En el año 99 se considera, por fin, al audiovisual como un sector estratégico lo que supone que empieza a nacer una conciencia diferente: el sector se empieza a considerar un creador de productos culturales y sus datos económicos no son negativos.
En la ley se establece la creación de diferentes organismos, con la intención de que favorezcan la creación y faciliten todas las gestiones referidas a este ámbito. Pero éstos tardaron todavía más que la ley en pisar tierra. El Consorcio Audiovisual de Galicia se creó en el 2002, la Film Comisión se presentó en el 2001, pero no se puso a funcionar inmediatamente y el Registro del Sector Audiovisual no se aprobó hasta el 2003.
Esto es un ejemplo de la lentitud con la que el audiovisual se fue haciendo un hueco entre las ocupaciones de la Xunta de Galicia.
--- Continúa el miércoles, 14 de Noviembre ---

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